jueves, 19 de junio de 2025

¿Es la Criminología una ciencia, refiérase a los aportes de la Escuela Clásica y Positivista del pensamiento criminológico?

 

Decir que la Criminología es una ciencia no es una simple afirmación contundente, sino la confirmación de un proceso largo, complejo y profundamente humanizado, esta disciplina no nació como ciencia plena; fue el resultado de una evolución que implicó rupturas epistemológicas, confrontaciones ideológicas y, sobre todo, una lucha por legitimarse frente a un conocimiento que, por siglos, fue monopolizado por la filosofía, el derecho penal o la medicina forense.

Al observar sus orígenes, la Escuela Clásica marca un punto de partida, con autores como Cesare Beccaria y Jeremy Bentham, se introdujo una perspectiva racionalista del delito, el delincuente era visto como un ser libre, que elegía delinquir bajo un cálculo de costo-beneficio. Este enfoque, aunque limitado en términos explicativos del fenómeno criminal, sembró una base ética y filosófica fundamental: el respeto por el libre albedrío, la proporcionalidad del castigo, la prevención general. Sin embargo, la Escuela Clásica no ofrecía una comprensión profunda de las motivaciones reales del infractor, ni exploraba los factores sociales, psicológicos o biológicos que podían influir en la conducta.

La Escuela Positivista, en cambio, representó una ruptura crucial, fue aquí donde la Criminología comenzó a tener el tono de ciencia empírica, con pensadores como Cesare Lombroso, Enrico Ferri y Raffaele Garófalo, se introdujo el método científico, la observación sistemática y la idea de que el delito tiene causas que pueden estudiarse, descubrirse y explicarse.

Aunque con evidentes errores metodológicos e inclinaciones ideológicas (como los intentos de vincular la criminalidad con rasgos físicos) el positivismo colocó a la Criminología en un camino de rigor científico y de exploración multidisciplinaria.

El paso del paradigma causal-explicativo al paradigma interaccionista fue otro salto cualitativo. La Criminología ya no se contentó con buscar “la causa” del crimen, sino que empezó a analizar las dinámicas sociales, los procesos de criminalización, la interacción entre el individuo y el entorno, y esta transición muestra cómo esta ciencia ha dejado de ser estática o inflexible para llegar a convertirse en un saber en constante reconstrucción.

Hoy en día, la Criminología se reconoce como una ciencia social empírica, interdisciplinaria y con objeto de estudio definido: el delito, el delincuente, la víctima y el control social. Su cientificidad no depende solamente del uso de una metodología práctica (aunque esta es esencial) sino de su capacidad para generar conocimiento válido, verificable, contextualizado y aplicable, y no basta con observar o describir; la Criminología interpreta, propone y, sobre todo, transforma.

Decir que es una ciencia implica reconocer que utiliza métodos (como el estadístico, el descriptivo, el experimental, el histórico y el correlacional) lo cuales permiten construir teorías y verificar hipótesis. Por ejemplo, mediante estudios longitudinales, se pueden identificar patrones de reincidencia o comprender el impacto de ciertas medidas preventivas, mediante encuestas de percepción o de victimización, se accede a dimensiones subjetivas que también forman parte del fenómeno criminal.

Pero el aspecto más humano y profundo de esta ciencia es su finalidad: el bienestar social, la Criminología no estudia el delito por mero morbo o por control, sino para entender las condiciones que lo generan y buscar estrategias que minimicen el sufrimiento humano. Es una ciencia que se interesa por el sujeto detrás del hecho, por la víctima que necesita reparación, por las estructuras sociales que perpetúan la desigualdad y la exclusión.

Además, ha incorporado una crítica desde el sur global, visibilizando cómo la criminalización muchas veces obedece a intereses de poder. Se ha comenzado a denunciar que las categorías de “delincuente” o “crimen” no siempre responden a una lógica objetiva, sino a construcciones sociales e históricas marcadas por la desigualdad; en este sentido, el pensamiento crítico (representado por autores como Zaffaroni o Agozino) propone una Criminología que cuestione la violencia estructural y los sistemas que normalizan la opresión.

Esto implica que la Criminología ya no es solo una ciencia que “analiza” sino que también “cuestiona” y “propone”, se convierte en una herramienta para el cambio social y si en algún momento fue señalada por carecer de método o de teorías universalmente válidas, hoy esa crítica carece de fundamento. Su valor no radica en ser una ciencia exacta, sino en ser una ciencia humana, sensible, aplicada, situada y con capacidad de adaptación a las realidades culturales, sociales y económicas de cada contexto.

La Criminología no es perfecta. Tiene limitaciones, direcciones, y está en constante revisión; pero eso no la invalida como ciencia; por el contrario, confirma su carácter dinámico. Es ciencia porque genera conocimiento que orienta políticas públicas, porque forma profesionales capacitados para intervenir en fenómenos sociales complejos y porque aporta a la construcción de sociedades más justas y seguras.

Por todo esto, afirmar que la Criminología es una ciencia no solo es una declaración técnica, la criminología es también una defensa de un saber que nació para entender el dolor humano y ofrecer soluciones. Una ciencia que, más allá de estadísticas o teorías, coloca a las personas en el centro, entendiendo que detrás de cada conducta hay una historia, una motivación y, sobre todo, una posibilidad de cambio.


“La criminología es una ciencia tan dinámica, que estudia directamente los hechos criminales, así como las conductas desviadas.” (Zúñiga López, p. 89)


San José alcanzó 103 homicidios durante los primeros cuatro meses de 2025, lo que equivale a “prácticamente, uno al día”, su relación con la criminología es que esta noticia evidencia un contexto dinámico que demanda enfoques criminológicos interdisciplinares, desde el positivismo, el análisis de variables estructurales y sociales (territorialidad, poder de pandillas) es vital. Las cifras obligan a explorar rápidamente hipótesis sobre control social, respuestas institucionales y prevención; además, un enfoque crítico-humanizado debería cuestionar cómo la política de mano dura (influenciadas por escuelas clásicas y positivistas) inciden en la violencia urbana, y qué tan compatibles son con el respeto a derechos humanos y procesos de justicia. (Altamirano Bolaños, 2025)


Referencias

Altamirano Bolaños, Y. (mayo 2025). Un homicidio por día: San José vive una ola de asesinatos sin precedentes. La Nación. https://www.nacion.com/sucesos/un-homicidio-por-dia-san-jose-vive-una-ola-de/EJ3P6AQUSZDYNHGPHDABTAGEI4/story/?utm_source

Zúñiga López, R. (2025). Fundamentos de Criminología. EUNED, San José, Costa Rica

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog

Archivo del blog